La batalla por conseguir comida para sus familias ha hecho que no pocos venezolanos se vean imposibilitados de alimentar a sus mascotas. Según relatan, una bolsa de alimento para perros puede costar el doble del salario mínimo en este país suramericano. Estos son algunos de los animales que ahora viven en refugios animales como Famproa, víctimas de una crisis que abraza a todo y a todos en Venezuela.
La China, una perra mestiza rescatada por el personal de Famproa (un refugio para Mascotas ubicado en Los Teques, a una hora de Caracas), murió una semana después de tomada esta fotografía. Venezuela se encamina a cerrar su tercer año de recesión mientras la inflación -la más alta del mundo- y la escasez de bienes básicos tienen a miles de ciudadanos haciendo largas colas para comprar productos esenciales, incluso el alimento para sus mascotas.
La perra Bolibomba fue rescatada por Famproa hace dos años. El precio de la comida para animales se ha incrementado exponencialmente en los últimos años. Una bolsa de 20 kilos de alimento para perros puede costar 55,000 bolívares, unos 55 dólares, equivalente a dos salarios mínimos mensuales.
Este es Álvaro. Cuenta María Silva, una de las encargadas del refugio para animales Famproa, que fue llevado al refugio luego de ser arrollado por un carro. Llegó en muy malas condiciones, pero en lugar de ser sacrificado se decidió darle la oportunidad de recuperarse.
Ojitos, llamado así por que tiene los ojos azules, tiene dos años en el refugio donde ha sido ofrecida varias veces en adopción sin éxito. El personal del albergue afirma que el número de animales que reciben se ha incrementado, cada pocas horas les llega un nuevo perro abandonado.
Sonrisa, llamada así porque cuando alguien se le acerca se asusta como si fuera a ser golpeada y muestra sus dientes como si estuviera riendo. Según una de las encargadas del refugio, además del costo del alimento, otra razón para el abandono es la migración, muchas familias abandonando el país en busca de mejores condiciones.
Pastora, llamada así por su parecido a un perro Pastor Alemán, es calmada y pacífica pero se asusta cuando se le acercan. Muchos de los animales abandonados son de razas puras, que probablemente pertenecían a familias.
Mia fue abandonada hace un año en la puerta del refugio. Fue adoptada por una familia y regresada porque no se adaptó a vivir en un apartamento. Este tipo de refugios privados se han incrementado a medida que la crisis se agudiza. El gobierno venezolano tiene un plan público de vacunación y albergues para mascotas, conocido como "Misión Nevado", que cada día es más ineficiente.
Mancha, llamada así por el gran punto negro en su cara, fue una perra de naturaleza poco amistosa. Murió una semana después de tomada esta fotografía. En los zoológicos de Venezuela algunos empleados reportaron que en los primeros seis meses del año, al menos 50 animales murieron por la falta de alimentos.
Enfermera, llamada así porque fue rescatada afuera de un hospital. Sufrió un derrame cerebral del cual nunca se recuperó completamente, sin embargo es el perro guardián del refugio.
Cachorrón, llamado así porque aunque es un perro adulto todavía luce y se comporta como cachorro. No le gusta abandonar el área donde duerme. Incluso si la la puerta queda abierta no se escapa, una vez querían adoptarlo, pero el perro se negó a abandonar el refugio.
Pintica se llama así por las manchas negras su pelaje. Era la perra elegante del refugio, evitaba tener los pies mojados. Murió a los pocos días de esta fotografía
"La crisis ha pegado duro", dijo María Arteaga, una maestra retirada que ahora maneja un refugio en Los Teques, a dos horas de Caracas, donde alimenta y atiende a cientos de perros famélicos abandonados a su suerte. El número de animales que recibe en su refugio, un desvencijado solar al lado de una carretera, se ha incrementado al punto que, cada pocas horas, le llega un nuevo perro abandonado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario